sábado, 22 de septiembre de 2012

Sólo Dios (hno. Rafael)


  En el "niégate" está la labor de un alma que sólo quiere vivir escondida, que nada quiere para sí, que sólo por amores divinos suspira, y que comprende que no sólo la renuncia al mundo quiere Dios, si no que hay otra más dificil que esa: la renuncia de uno mismo, la renuncia a algo que llevamos dentro, que no te sé explicar, a algo que de veras estorba..., quizá me comprendas.
 Cuando te pongas a los pies del Sagrario, mires a Jesús, contemples sus llagas, llores a sus pies y veas que ante la inmensa caridad de Cristo tú desapareces, tus lágrimas desaparecen, tu alma entera se anonada, se hace como un polvillo de arena en la inmensidad del mar...
  Entonces, ni sufres ni gozas, todo es Dios. Él lo llena todo, ni tendrás deseos y cuando alguien te pregunte ¿qué te pasa? ... ¿acaso sufres? ... ¿por qué lloras? ¿qué quieres? Entonces quizá te sonrías y dirás: ¿quién yo? ¡Jesús bendito! yo no soy nada, nada quiero, no me preguntes por mí ..., no sé ..., háblame de Dios.

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