Mateo 5, 10-12: "Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegráos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros".
Hch 5, 41: "Ellos marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por Cristo".
Responder a esta pregunta es un misterio. No es comprensible humanamente la alegría ante el dolor. Pero el Señor nos ha prometido gozo y paz en medio del sufrimiento. Cuando se es perseguido por seguir a Cristo el único dolor es porque los perseguidores no lo conocen. Pero éstos, sin saberlo, están siendo instrumentos del Señor para la perfección y purificación de sus seguidores quienes pueden poner en práctica el mandato de Jesús de "Amar y bendecir a los que os persiguien". El resultado es automático: alegría y paz, y un fuerte deseo de la conversión de los perseguidores.
Si la fe es creer lo que hoy no se ve pero con la certeza de que será. La fe me lleva a saber que el que hoy está contra Cristo mañana será un San Pablo.
Y entre tanto, me quedo con la alegría de saberme digna de "sufrir" por Cristo, gran privilegio para tan poca cosa.
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