Pequeño oasis en medio de este mundanal ruido, para meditar sobre lo esencial, encontrarse con uno mismo y sobre todo conocer al Amado
viernes, 1 de octubre de 2010
Conde Nicolás Ludwig von Zinzendorf
En el madero de la cruz el mundo fue salvo una vez y para siempre, y el que se pierde, se pierde porque quiere, porque no ha querido recibir al Salvador, porque ha vuelto a caer
y ha repetido la caída de Adán.
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